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Madrid 1995 México 2021
La Crónica mexicana es una obra singular que merece una atención especial pues su autor, Hernando de Alvarado Tezozomoc, fue uno de los pocos indígenas, el único de pura cepa, que historió el desarrollo de su pueblo, el azteca, hasta la llegada de los españoles.
Sobre Alvarado Tezozomoc se sabe muy poco: que era nieto, por parte de madre, y sobrino-nieto, por parte de padre, del emperador Motecuhzoma II el Joven; que vivió durante la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII; y que acaso trabajó ocasionalmente como intérprete de náhuatl.
Dado lo elevado de su linaje, le hubiera correspondido el gobierno de los indígenas de Ciudad de México, pero por razones oscuras el puesto fue ocupado por su cuñado, un plebeyo educado por los misioneros españoles.
Aunque Alvarado Tezozomoc perdió la herencia material, conservó la espiritual: un riquísimo corpus de relatos históricos, genealogías y poemas que vertió al papel en dos obras de título semejante. La primera, la Crónica mexicana, la escribió en castellano; la segunda, la Crónica mexicáyotl, en lengua náhuatl o mexicana.
La Crónica mexicana, escrita hacia 1598, narra el proceso que permitió a los mexicas pasar de ser unos simples emigrantes despreciados a dueños del Cemanahuac, del mundo. En palabras de Manuel Orozco y Berra, su primer editor en 1878, la obra, que él comparaba ventajosamente con la Iliada, recoge sin cambiar un ápice la tradición verdadera que los mexica conservaban en sus seminarios y hacían aprender de coro a los jóvenes educandos.
A diferencia de la publicación de Orozco y Berra, hecha a partir de una copia tardía, la presente edición reproduce escrupulosamente y por primera vez el manuscrito 117 de la H. P. Kraus Collection de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, el manuscrito más antiguo que de ella se conoce.